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BAILARINA EN LA OSCURIDAD


Algunos meses atrás recuerdo haber escrito sobre las producciones del director danés Lars Von Trier haciendo un homenaje a dos de sus tantas realizaciones como “Dogville” protagonizada por Nicole Kidman, donde el director ensaya la conjunción de teatro y cine, a través de una puesta en escena en la cual el espectador tiene en la primera toma una mirada cenital del set, un gran espacio negro, un enorme escenario en cuyo piso se hallan pintados los croquis de las casas del modesto pueblito cuyos habitantes viven a lo largo de una breve calle. Luego recuerdo haber comentado el impacto que me produjo ver “Los Idiotas” película filmada con cámara en mano que relata la historia de un grupo de jóvenes más o menos acomodados que se reúnen tras una consigna singular: vivir como si fueran retrasados mentales. Una casa prestada, con amplio jardín, es su base de operaciones. Allí se babean, deambulan absortos... hacen de idiotas. Sólo de tanto en tanto representarán esos mismos roles ante el mundo, fuere porque cae algún extraño de visita o porque emprenden alguna excursión fuera del perímetro de la casona. Ninguna de sus películas es igual a la otra. es más, podría decirse que se contraponen, como si de esta forma el realizador afirmara su postulado anterior y volviera a comenzar refundando el cine que propone.
En “Bailarina en la oscuridad” película protagonizada por la cantante islandesa Björk; es además de una mezcla de melodrama y musical, una acumulación de diferentes elementos, la exaltación de ciertos recursos, la provocación que produce el tema, que hacen enaltecer las película hacia el extremo. La película cuenta la historia de Selma (Björkchecoslovaca que se mata trabajando en una fábrica de los Estados Unidos para salvar a su hijo. Madre soltera, pobre y casi ciega, junta centavo tras centavo para poder pagarle una operación de ojos a Gene que le evite la ceguera que hereditariamente padecerá. Nadie sabe que Selma casi no ve y que atesora dinero porque su hijo debe operarse
El trabajo con las máquinas de la fábrica es difícil y peligroso pero ella sabe hacerlo de memoria y pretende que su supervisor y su amiga Kathy no se den cuenta de la discapacidad. La excusa para la reserva del dinero es que se lo envía su padre en su país de origen, Oldrich Novy. (Lo de su padre es un invento. Pero Novy existe. Es un bailarín de viejos musicales como los que a Selma le gusta representar en sus ratos libres, aunque gran parte de los musicales forman parte de su imaginación.)Cualquier pequeño ruido despierta en Selma el sueño musical. Esto le permite crear una nueva realidad, romper con la ominosa calma de la oscuridad (la de su ceguera y la del mundo que la rodea), lograr evadirse o, quizás, quedar sumergida definitivamente. En los musicales clásicos nadie muere, todo brilla. Aquí, apenas es posible esbozar una sonrisa en medio de la angustia que genera la narración.
Selma comete el error de intercambiar confesiones con Bill, el dueño del “trailer” que ella alquila en el patio de la casa de esta pareja amiga. El es policía y ella, un ama de casa a la que le gusta darse todos los gustos. A partir de allí se desencadena la tragedia. Su policía amigo se entera de que Selma guarda dinero, se da cuenta de que está casi ciega y se aprovecha de esta circunstancia para robárselo. Selma ya no podrá escapar a su fatal destino si quiere que su hijo pueda llegar a la operación y superar así la enfermedad que es congénita.
Lo que es seguro es que la entrañable Selma (irremplazable Björk) no será fácil de olvidar. Lejos, una de las mejores películas de los últimos tiempos

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Carlu, hacía mucho que no pasaba por este lugar. Me alegra que hayas plantado nuevos jardines. Voy a aprovechar estos días de vacaciones para ver "Bailarina en la oscuridad" que, después de tu crítica, se me volvió imprescindible.
Un beso enorme.
Mariana Gardella.

Anónimo dijo...

Aclaración:
Mariana Gardella desde la cuenta de gmail de su hermano. Me resisto a tener dos direcciones de correo electrónico!!!