En cartel....No se la pierdan!!!!
Teléfono: 4394-2639
Web: http://www.teatrodelpueblo.org.ar
Sinopsis:
"Libros apilados hasta el infinito. Una mesa que reúne para distanciar. Una familia juega a ser una familia. Lo primordial, el conocimiento. La crueldad y la intransigencia vestidas de gala. Corazones anestesiados. Deseos que se susurran. En el borde, una niña con los estigmas del rigor y la intemperancia. Una familia apocalíptica, presa de un paradigma cultural lleno de contradicciones. La decadente pretensión del deber ser presagia su extinción." www.alternativateatral.com
ATENCIÓN....LA INFORMACIÓN SIGUIENTE ES DEMASIADO METICULOSA Y QUIZAS NO ESTÉ LO SUFICIENTE ORGANIZADA...DISCULPEN LAS IMPERFECIONES
"Libros apilados hasta el infinito. Una mesa que reúne para distanciar. Una familia juega a ser una familia. Lo primordial, el conocimiento. La crueldad y la intransigencia vestidas de gala. Corazones anestesiados. Deseos que se susurran. En el borde, una niña con los estigmas del rigor y la intemperancia. Una familia apocalíptica, presa de un paradigma cultural lleno de contradicciones. La decadente pretensión del deber ser presagia su extinción." www.alternativateatral.com
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Que lo disfruten
El Teatro se constituye bajo diversos sistemas de significación que integran su práctica.
En el espacio escénico todo se ve y se percibe como signo, ya sean naturales o artificiales, la pluralidad y la diversidad de los mismos que conlleva el acto espectacular es inmensa. Estos signos están sujetos a fines específicos. Una de las características del signo teatral es la redundancia.Desarrollaré entonces el concepto de la redundancia del signo teatral en la puesta en escena de El trompo metálico. Esta característica mantiene relación directa con el aspecto comunicativo del espectáculo teatral, la transmisión del mensaje y su recepción por parte del público. La obra no es sólo una exposición de informaciones o significados, sino que también es un medio de comunicación.
Lo que hace la redundancia es evitar la lectura neutral. Existe redundancia en el discurso de los personajes, la escenografía, el vestuario, la gestualidad, la música, la iluminación, en todo aquello que esté sobre el escenario. La redundancia hace legible los signos y su traducción escénica y receptiva.En El trompo metálico, se ve como los sistemas de signos expresados en diversas formas escénicamente generan redundancia permitiendo su lectura.La escenografía nos sitúa en una sala de una mansión venida a menos que añora el conservadurismo de comienzos del 1900. Todo transcurre allí, en el interior de ese lugar. Los objetos escénicos cambian su función al subir a escena. La cotidianeidad que podría aparecer en ellos sale, y entra la espectacularidad. Sus funciones cambiarán a partir de lo que allí suceda, serán resignificados por el director, autor, actor y espectador.
La disposición de la sala es un escenario con una caja a la italiana sin bambalinas a los costados que tiene salidas solo al fondo del escenario. El público se ubica en gradas modernas y rojas que contrastan con el resto de la sala que es negra. El edificio teatral es un edificio antiguo que fue adaptado para que funcione como teatro.
Iluminación:
La iluminación acompaña constantemente la comunicación de la obra. Aún cumpliendo su principal función de dejar ver el hecho teatral, reforzará situaciones dramáticas y creará climas ambientales y atmósferas. Al comienzo de la obra hay una iluminación de tintes medios para transmitir neutralidad y tranquilidad en el espacio. Cuando Magdalena y Catalina practican las fotos reciben una iluminación frontal, perdiéndose así el resto de la puesta en escena. Para los cambios de actos se realizan apagones. En los momentos que los tres protagonistas están en la sala y comienzan a bailar se encienden los candelabros para cambiar el clima. Es como si se remontaran a aquel tiempo que tanto añoran.
La iluminación toma un tono más rojizo en los momentos de tensión dramática, como cuando Ricardo se abusa de Catalina mientras bailan el vals, produciendo un efecto en el espectador y en la construcción emocional del espectáculo. La iluminación se centra en ellos que están en proscenio y oscurece todo el resto de la escena. Este clima se irrumpe con una cachetada que Ricardo le da a su hija y simultáneamente, de manera abrupta, la luz vuelve a los tonos neutrales.
Es muy interesante la iluminación en la escena cuando mientras los padres a la derecha del escenario discuten sobre la educación de su hija con una iluminación focalizada en ellos y el resto en penumbras, vemos como Catalina acostada sobre la mesa empieza a jugar con sus piernas hasta llegar a la masturbación. Hay una iluminación en ducha que se va incrementando acompañando la evolución del personaje hasta la irrupción de los padres con lo cual vuelve la iluminación neutral de la sala.
Después de un apagón, aparece Catalina con una torta de cumpleaños en las manos. Es la única iluminación de la escena. Lo único que debe ser iluminado es ella, lo demás pierde importancia en ese momento. Es su momento, aunque dura unos pocos segundos porque ni bien termina su propio canto, Magdalena se encarga de encender todas las luces de la sala.
En la última escena, el padre le pide que deje de jugar con el trompo porque al estar arrodillada se ensucia el vestido. Entonces ella decide sacárselo, cuando lo hace todo se oscurece, se enturbia, tal como sucede con la situación dramática. De esta manera, la iluminación refuerza el mensaje. Después de que sus padres abandonan la casa, Catalina queda llorando y la luz se centra en ella, quién decide marcharse y al ir tomando sus cosas y desordenándolo todo, la luz la acompaña y se incrementa con la acción. El sector del pizarrón con el mensaje “Me voy a Oriente”, quedará iluminado cuando culmine con un apagón el resto del escenario al finalizar la obra.
La iluminación toma un tono más rojizo en los momentos de tensión dramática, como cuando Ricardo se abusa de Catalina mientras bailan el vals, produciendo un efecto en el espectador y en la construcción emocional del espectáculo. La iluminación se centra en ellos que están en proscenio y oscurece todo el resto de la escena. Este clima se irrumpe con una cachetada que Ricardo le da a su hija y simultáneamente, de manera abrupta, la luz vuelve a los tonos neutrales.
Es muy interesante la iluminación en la escena cuando mientras los padres a la derecha del escenario discuten sobre la educación de su hija con una iluminación focalizada en ellos y el resto en penumbras, vemos como Catalina acostada sobre la mesa empieza a jugar con sus piernas hasta llegar a la masturbación. Hay una iluminación en ducha que se va incrementando acompañando la evolución del personaje hasta la irrupción de los padres con lo cual vuelve la iluminación neutral de la sala.
Después de un apagón, aparece Catalina con una torta de cumpleaños en las manos. Es la única iluminación de la escena. Lo único que debe ser iluminado es ella, lo demás pierde importancia en ese momento. Es su momento, aunque dura unos pocos segundos porque ni bien termina su propio canto, Magdalena se encarga de encender todas las luces de la sala.
En la última escena, el padre le pide que deje de jugar con el trompo porque al estar arrodillada se ensucia el vestido. Entonces ella decide sacárselo, cuando lo hace todo se oscurece, se enturbia, tal como sucede con la situación dramática. De esta manera, la iluminación refuerza el mensaje. Después de que sus padres abandonan la casa, Catalina queda llorando y la luz se centra en ella, quién decide marcharse y al ir tomando sus cosas y desordenándolo todo, la luz la acompaña y se incrementa con la acción. El sector del pizarrón con el mensaje “Me voy a Oriente”, quedará iluminado cuando culmine con un apagón el resto del escenario al finalizar la obra.
Música:
La música, desde el momento que entramos en la sala es una música clásica, conservadora, aristócrata, una orquesta de violines. Luego durante toda la obra, la música en tanto signo nos demuestra el status social de la familia. Cuando comienza la obra, vemos a Catalina cantando su solfeo. La música vuelve a aparecer cuando se produce el apagón para el cambio de acto. Más adelante, la música del vals suena desde un grabador que no está en escena. En todo momento que aparece la música, lo que hace es reforzar el status social de la familia y el conservadurismo.
Es menester destacar que, en el momento en el que Ricardo está en la sala jugando con su avión de papel, de fondo hay una música clásica, pero que no son los delicados violines que se venían escuchando, sino que suena un piano. Es importante destacar esta diferencia instrumental, porque tanto como los instrumentos son diferentes, también lo son los personajes, y es esto lo que quiere resforzar Heidi Steinhardt al elegir dos temas clásicos pero con diferente instrumentación.
Al final de la obra cuando Catalina se rebela y se marcha, la música acompaña y se incrementa junto al ritmo de estas acciones.
La música, desde el momento que entramos en la sala es una música clásica, conservadora, aristócrata, una orquesta de violines. Luego durante toda la obra, la música en tanto signo nos demuestra el status social de la familia. Cuando comienza la obra, vemos a Catalina cantando su solfeo. La música vuelve a aparecer cuando se produce el apagón para el cambio de acto. Más adelante, la música del vals suena desde un grabador que no está en escena. En todo momento que aparece la música, lo que hace es reforzar el status social de la familia y el conservadurismo.
Es menester destacar que, en el momento en el que Ricardo está en la sala jugando con su avión de papel, de fondo hay una música clásica, pero que no son los delicados violines que se venían escuchando, sino que suena un piano. Es importante destacar esta diferencia instrumental, porque tanto como los instrumentos son diferentes, también lo son los personajes, y es esto lo que quiere resforzar Heidi Steinhardt al elegir dos temas clásicos pero con diferente instrumentación.
Al final de la obra cuando Catalina se rebela y se marcha, la música acompaña y se incrementa junto al ritmo de estas acciones.
Actuación y corporalidad:
La actuación y corporalidad acompañará todo el tiempo reforzando el status social: la manera de caminar, la postura rígida de los padres, sus gestos, la manera de mover sus brazos, la danza característica de la época a la que añoran, tanto el vals como el baile que Catalina debe aprender.La apariencia de los personajes, tanto el maquillaje, el vestuario y el peinado, también son signos que hacen a esta redundancia teatral. Resfuerzan el mensaje, el status, la rigidez y el conservadurismo de los padres y la ingenuidad y pureza de la chica.En El trompo metálico, toda la materialidad de los significantes visuales es duplicada por el discurso. El discurso de los personajes y el tono de los mismos acentúan el sentido de la obra teatral.
Simbolos- Iconos - Indices:
La puesta en escena representa el mundo exterior por medio de iconos y lo expresa indicial y simbólicamente. El icono proyecta y materializa la imagen del mundo posible. El índice y el símbolo cumplen funciones diegéticas e interpretativas. Estos iconos, índices y símbolos pueden ser mutables, o sea que perdiendo su sustancia para adquirir otra, esta es la característica de la mutabilidad.Partiendo de los conceptos de redundancia y mutabilidad, analizaré los signos correspondientes a la expresión de las actrices y sus apariencias, describiendo las funciones indiciales, icónicas y simbólicas en Catalina y Magdalena.Magdalena, la madre, usa un tono de voz rígido, fingido, queriendo aparentar más de lo que es, quiere estar a la altura de Ricardo. Utiliza un vocabulario elevado para lo que luego sería su verdadero nivel intelectual y entorno social. A medida que avanza la obra esto se devela a través de sus palabras y su gestualidad, cuanto más tiempo transcurre en escena, vemos en realidad cuan bruta es. Por ejemplo, cuando reflexiona sobre la fábula y llega a decir que soñar es algo propio de los gauchos, cuando pierde sus modales al comer y llega a escupir mientras habla.
La gestualidad acompaña además sus palabras y es un índice de comportamiento, de sentimiento. Hay un ir y venir entre la palabra y el gesto. Magdalena al comienzo de la obra tiene gestos y modales muy conservadores que hace creer al espectador que ella realmente es así, pero con el desarrollo del suceso teatral, conocemos a la verdadera Magdalena mediante estos índices gestuales y sociales en la desestructuración de sus gestos y en la manera de dirigirse a su hija y a Ricardo.Los símbolos mantienen principalmente una fuerza visual y luego verbal. Es importante destacar que operan por connotación y no por denotación Magdalena es símbolo de la ordinariez y además constituye un símbolo verbal, a través de la reiteración de ciertos enunciados, por ejemplo cuando repite constantemente que su hija es una soberbia, el espectador capta que ese enunciado connota un sentido que trasciende el denotativo, que en realidad todo lo que dice de y hacia su hija lo dice refiriéndose a ella. una Una función icónica verbal aparece cuando comenta su pasado y su deseo de volver a su patria, porque nos permite proyectar y expresar hechos que no son representados en escena.
Los movimientos escénicos de las actrices son muy contrastantes, mientras Magdalena se mueve con pasos cortos y firmes como símbolo de autoridad, Catalina se desplaza por el escenario con pasos más sueltos y, a veces, salticando. Otra diferencia significativa es cuando alguna se ubica a proscenio, porque toma más importancia que la otra.
El espacio escénico también funciona como signo en la puesta en escena. Catalina en la escena del juego (tutti-frutti), se ubica del lado izquierdo y los padres se ubican del derecho, esta posición simboliza la oposición entre ellos, la autoridad de la derecha versus la rebeldía de la izquierda.
La actuación y corporalidad acompañará todo el tiempo reforzando el status social: la manera de caminar, la postura rígida de los padres, sus gestos, la manera de mover sus brazos, la danza característica de la época a la que añoran, tanto el vals como el baile que Catalina debe aprender.La apariencia de los personajes, tanto el maquillaje, el vestuario y el peinado, también son signos que hacen a esta redundancia teatral. Resfuerzan el mensaje, el status, la rigidez y el conservadurismo de los padres y la ingenuidad y pureza de la chica.En El trompo metálico, toda la materialidad de los significantes visuales es duplicada por el discurso. El discurso de los personajes y el tono de los mismos acentúan el sentido de la obra teatral.
Simbolos- Iconos - Indices:
La puesta en escena representa el mundo exterior por medio de iconos y lo expresa indicial y simbólicamente. El icono proyecta y materializa la imagen del mundo posible. El índice y el símbolo cumplen funciones diegéticas e interpretativas. Estos iconos, índices y símbolos pueden ser mutables, o sea que perdiendo su sustancia para adquirir otra, esta es la característica de la mutabilidad.Partiendo de los conceptos de redundancia y mutabilidad, analizaré los signos correspondientes a la expresión de las actrices y sus apariencias, describiendo las funciones indiciales, icónicas y simbólicas en Catalina y Magdalena.Magdalena, la madre, usa un tono de voz rígido, fingido, queriendo aparentar más de lo que es, quiere estar a la altura de Ricardo. Utiliza un vocabulario elevado para lo que luego sería su verdadero nivel intelectual y entorno social. A medida que avanza la obra esto se devela a través de sus palabras y su gestualidad, cuanto más tiempo transcurre en escena, vemos en realidad cuan bruta es. Por ejemplo, cuando reflexiona sobre la fábula y llega a decir que soñar es algo propio de los gauchos, cuando pierde sus modales al comer y llega a escupir mientras habla.
La gestualidad acompaña además sus palabras y es un índice de comportamiento, de sentimiento. Hay un ir y venir entre la palabra y el gesto. Magdalena al comienzo de la obra tiene gestos y modales muy conservadores que hace creer al espectador que ella realmente es así, pero con el desarrollo del suceso teatral, conocemos a la verdadera Magdalena mediante estos índices gestuales y sociales en la desestructuración de sus gestos y en la manera de dirigirse a su hija y a Ricardo.Los símbolos mantienen principalmente una fuerza visual y luego verbal. Es importante destacar que operan por connotación y no por denotación Magdalena es símbolo de la ordinariez y además constituye un símbolo verbal, a través de la reiteración de ciertos enunciados, por ejemplo cuando repite constantemente que su hija es una soberbia, el espectador capta que ese enunciado connota un sentido que trasciende el denotativo, que en realidad todo lo que dice de y hacia su hija lo dice refiriéndose a ella. una Una función icónica verbal aparece cuando comenta su pasado y su deseo de volver a su patria, porque nos permite proyectar y expresar hechos que no son representados en escena.
Los movimientos escénicos de las actrices son muy contrastantes, mientras Magdalena se mueve con pasos cortos y firmes como símbolo de autoridad, Catalina se desplaza por el escenario con pasos más sueltos y, a veces, salticando. Otra diferencia significativa es cuando alguna se ubica a proscenio, porque toma más importancia que la otra.
El espacio escénico también funciona como signo en la puesta en escena. Catalina en la escena del juego (tutti-frutti), se ubica del lado izquierdo y los padres se ubican del derecho, esta posición simboliza la oposición entre ellos, la autoridad de la derecha versus la rebeldía de la izquierda.
Apariencia de los personajes femeninos:
Con respecto a la apariencia de este personaje podemos decir que tanto el maquillaje y el vestuario son sobrios, oscuros, conservadores y opacos, índice del status social y adultez. Pavis dice: “el maquillaje viste tanto el cuerpo como el alma de quien lo lleva” y tal como se describe Magdalena según su apariencia es como es ella interiormente: sobria, conservadora, oscura. Su peinado es recogido y rígido.
Tiene un abanico con encajes que acompaña a sus gestos y funciona como índice social.
Luego su vestuario evoluciona al final de la obra cuando ella aparece con un camisón y por encima una bata lila de raso con plumas, también típico de la época, pero es algo mucha más suelto.
Siguiendo a Barthes, puedo afirmar que el vestuario de las dos actrices manifiesta el gestus social de la obra, cumple un rol puramente funcional y ésta será de orden intelectual, más que plástica. Mediante el vestuario se une el sentido de la obra con su exterioridad, funciona como argumento y no está aplacado por las enfermedades descriptas por Barthes de verismo, estética y dinero. El vestuario cumple en El trompo metálico su función de signo, con sus respectivas funciones simbólicas e indiciales.
Con respecto a Catalina, ella utiliza un vocabulario elevado, con mucha carga intelectual y un tono juvenil conforme a la edad que tiene. Éste funciona como índice social y nos muestra la forma de como fue educada, a que clase social pertenece. Mediante sus discursos, sus gestos y mímica del rostro, que funcionan como índices gestuales, entendemos que Catalina tiene una escala de valores, principios y objetivos muy diferentes a la de sus padres y una visión del mundo mucho más ingenua de la que ellos tienen, permitiéndome contextualizar la situación. Catalina es símbolo de pureza, de perseverancia.
Durante la reflexión sobre la fábula se presenta una función icónica verbal, dado que mediante su discurso se puede materializar y proyectarnos la imagen. En el momento que se saca el vestido, para no ensuciarse y le dice al padre: “Yo quería que estés orgulloso de mí”, hay una función simbólica visual y verbal, ella nos dice algo que está entre líneas, como si sacarse el vestido y entregarse al padre sería el último recurso que tiene para que la humillación deje de existir, para que el padre esté orgullosa de ella, al menos como mujer.
Con respecto a la apariencia de Catalina se puede decir que el vestuario, ese vestido blanco, las zapatos de danza, sus medias de laycra y su ropa interior son índices de la época y acordes a su edad. El vestuario es símbolo de pureza. Luego, evoluciona al final de la obra con el piloto y el sombrero. Su maquillaje es muy natural, índice de la edad y símbolo de lo fresca, pura y cálida que ella es. Su peinado suelto con rizos armados típico de aquella época es símbolo de libertad, de no querer estar oprimida, tal como lo demuestra el pelo de su madre.
Tiene un abanico con encajes que acompaña a sus gestos y funciona como índice social.
Luego su vestuario evoluciona al final de la obra cuando ella aparece con un camisón y por encima una bata lila de raso con plumas, también típico de la época, pero es algo mucha más suelto.
Siguiendo a Barthes, puedo afirmar que el vestuario de las dos actrices manifiesta el gestus social de la obra, cumple un rol puramente funcional y ésta será de orden intelectual, más que plástica. Mediante el vestuario se une el sentido de la obra con su exterioridad, funciona como argumento y no está aplacado por las enfermedades descriptas por Barthes de verismo, estética y dinero. El vestuario cumple en El trompo metálico su función de signo, con sus respectivas funciones simbólicas e indiciales.
Con respecto a Catalina, ella utiliza un vocabulario elevado, con mucha carga intelectual y un tono juvenil conforme a la edad que tiene. Éste funciona como índice social y nos muestra la forma de como fue educada, a que clase social pertenece. Mediante sus discursos, sus gestos y mímica del rostro, que funcionan como índices gestuales, entendemos que Catalina tiene una escala de valores, principios y objetivos muy diferentes a la de sus padres y una visión del mundo mucho más ingenua de la que ellos tienen, permitiéndome contextualizar la situación. Catalina es símbolo de pureza, de perseverancia.
Durante la reflexión sobre la fábula se presenta una función icónica verbal, dado que mediante su discurso se puede materializar y proyectarnos la imagen. En el momento que se saca el vestido, para no ensuciarse y le dice al padre: “Yo quería que estés orgulloso de mí”, hay una función simbólica visual y verbal, ella nos dice algo que está entre líneas, como si sacarse el vestido y entregarse al padre sería el último recurso que tiene para que la humillación deje de existir, para que el padre esté orgullosa de ella, al menos como mujer.
Con respecto a la apariencia de Catalina se puede decir que el vestuario, ese vestido blanco, las zapatos de danza, sus medias de laycra y su ropa interior son índices de la época y acordes a su edad. El vestuario es símbolo de pureza. Luego, evoluciona al final de la obra con el piloto y el sombrero. Su maquillaje es muy natural, índice de la edad y símbolo de lo fresca, pura y cálida que ella es. Su peinado suelto con rizos armados típico de aquella época es símbolo de libertad, de no querer estar oprimida, tal como lo demuestra el pelo de su madre.
Carla Tomasini.
Ficha técnico artística:
Autoría: Heidi SteinhardtActuan: Greta Berghese, Carla Pessolano, Diego de PaulaEscenografía: Alberto Diaz NavarroDiseño de vestuario: Kinucha MitreDiseño de luces: Roberto TraferriAsistencia de escenografía: Federico SalcedoAsistencia de dirección: Nicolás Deppetre, Carla PessolanoPrensa: Daniel Franco, Paula SimkinProducción ejecutiva: Federico SalcedoDirección: Heidi Steinhardt
Ficha técnico artística:
Autoría: Heidi SteinhardtActuan: Greta Berghese, Carla Pessolano, Diego de PaulaEscenografía: Alberto Diaz NavarroDiseño de vestuario: Kinucha MitreDiseño de luces: Roberto TraferriAsistencia de escenografía: Federico SalcedoAsistencia de dirección: Nicolás Deppetre, Carla PessolanoPrensa: Daniel Franco, Paula SimkinProducción ejecutiva: Federico SalcedoDirección: Heidi Steinhardt